Rocio Daniela Chavarría Hernández
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ENSAYO DE LA CELESTINA
DE FERNANDO ROJAS
Calisto
entra en la huerta de Melibea y, al verla, se enamora de ella. Comienza a
hablarle, pero ella le rechaza. Calisto, muy apenado, habla con un criado suyo
llamado Sempronio, quien le endereza a una vieja alcahueta llamada Celestina,
donde él mismo tiene una amada, Elicia.
Celestina
parte de la casa de Calisto hacia la suya y Calisto queda razonando con
Sempronio sobre la utilidad de las cien monedas que ha otorgado a Celestina
como adelanto por sus servicios.
Sempronio
va a casa de Celestina, como había ordenado su señor, y la reprende por su
tardanza. Finalmente se dirige Celestina a casa de Melibea. Quedan entretanto
Sempronio y Elicia, su amada, en casa.
Celestina,
andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la casa de Pleberio,
padre de Melibea. Allí halla a Lucrecia, la criada. Alisa, la madre de Melibea,
la hace entrar. Entretanto llega un mensajero a llamar a Alisa y queda
Celestina sola con Melibea, a quien descubre la causa de su venida.
Llega la mañana y Pármeno despierta. Se despide de Areúsa y vuelve
a casa de Calisto, su señor. En la puerta ve a Sempronio, con quien concierta
su amistad. Van juntos a la cámara de Calisto, que está hablando consigo mismo.
Una vez que se levanta, se dirige a la iglesia.
Mientras
andan Lucrecia y Celestina por el camino, está hablando Melibea consigo misma.
Llegan a la puerta y una vez dentro, Celestina entabla una conversación con
Melibea. Esta, después de muchas razones, le descubre su gran amor hacia
Calisto. Acuerdan una cita con Calisto. Celestina se va cuando ve llegar a
Alisa, conocedora de la mala fama de Celestina entre la gente. Alisa pregunta a
su hija por los negocios de Celestina y ésta defiende a Celestina.
Celestina va sola por la
calle hablando consigo misma. Ve a Sempronio y a Pármeno que se dirigen hacia a
iglesia a por su señor. Sempronio habla con Calisto. Van a su casa, donde
Celestina le informa sobre el amor de Melibea y la cita acordada. Mientras, Pármeno
y Sempronio hablan entre sí. Celestina se despide de Calisto, que le ha
otorgado una cadena de oro como recompensa por sus servicios, y se dirige a su
casa.
Calisto,
Sempronio y Pármeno van llegada la media noche a casa de Melibea, que ya le
aguarda. Los dos enamorados hablan entre puertas y se confiesan el amor mutuo.
Finalmente Calisto se despide después de haber concertado otra cita con Melibea
y vuelve con sus criados hacia su casa.
Entretanto se han
despertado los padres de Melibea y preguntan a su hija por las razones de los
ruidos que se podían oír en su habitación. Melibea afirma que estaba sedienta.
Sempronio y Pármeno
van a casa de Celestina a reclamar parte de la ganancia, pero Celestina se
niega a compartir. Tienen una pelea y finalmente matan a Celestina. Da voces
Elicia y viene la justicia y apresa a los dos.
Llega
Sosia llorando por las muertes de Sempronio y Pármeno degollados en la plaza
mayor. Sosia se lo cuenta a los demás criados, entre ellos a Tristán, que está
delante de la puerta de su amo.
Está
Melibea muy afligida por la tardanza de su amado Calisto pero al final llega
éste con sus dos criados Sosia y Tristán. Después vuelven todos a su posada y
Calisto se retrae en sus palacios quejándose por el poco tiempo que ha estado
con Melibea.
Elicia
le cuenta a Areúsa las muertes de Sempronio y Pármeno, al igual que la de
Celestina y conciertan las dos vengar las muertes de los tres en los dos
enamorados por mediación de Centurio.
Pensando
Pleberio y Alisa tener su hija el don de la virginidad conservado, lo cual,
según ha parecido no es así, están razonando sobre el casamiento de Melibea.
Esto lo oye Melibea, en quien despiertan pena las palabras de sus padres, y
envía a Lucrecia para que sea causa de su silencio en aquel propósito.
Elicia
determina dejar de pensar en la muerte de los tres seres queridos, como le
aconseja Areúsa. Va a casa de ésta misma, adonde viene Sosia, al cual Areúsa
saca todo el secreto que está entre Calisto y Melibea.
Calisto
va con Sosia y Tristán al huerto de Melibea, que le está esperando. No
obstante, Calisto quiere salir en ayuda de sus criados y al descender por la
escalera de casa de Melibea sufre un accidente mortal. Melibea, al oír esto,
sufre una crisis emocional.
Lucrecia
llama a la puerta de Pleberio para que vaya a ver a su hija. Envía Melibea a su
padre a por algunos instrumentos músicos al tiempo que ella sube a una torre
con Lucrecia. Lucrecia le confiesa su aventura amorosa con Calisto. Pleberio
vuelve a su recamara con gran llanto e informa a su mujer Alisa sobre lo
ocurrido. FIN
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